GA64 – mundo circundante

Umwelt

El espacio del mundo circundante no tiene nada que ver con el espacio homogéneo y sus respectivas mediciones. II

El espacio del mundo circundante comparece en los «lugares» de las cosas mundanas y en los derroteros que toma la ocupación. II

El entorno circundante en el que se mantiene la ocupación muestra el carácter de la familiaridad. II

Este elemento extraño con el que se topa el trato está marcado por el carácter apremiante de su «ahí», el cual responde precisamente a la irrelevante familiaridad (obviedad) de lo que comparece cotidianamente en el mundo circundante. II

Ahora bien, el hecho de no pasar por alto esta simple obviedad del mundo, hecho al que no se puede retroceder revistiendo posteriormente a la cosa-objeto de un carácter valorativo, significa recuperar la posibilidad de dejar comparecer el mundo circundante más inmediato. II

Además de la familiaridad, el mundo circundante muestra los caracteres ontológicos de la premostración y del estar ahí delante. II

Nuestra reflexión arrancaba de algo que comparece en el mundo circundante y de su carácter de «servir para». II

El mundo circundante de aquello que cotidianamente está ahí delante –y esto en la claridad del día (al igual que en la ausencia de luz natural)– tiene el mismo carácter de comparecencia del mundo de la ocupación. II

Este mundo circundante está ahí como aquello con-lo-que cuenta la ocupación (presencia, curso y puesta del sol, cambio de la luna, meteorología), como aquello ante-lo-que se protege (construcción de la casa), como aquello de lo que se sirve y a-partir-de-lo-que fabrica algo (madera, metal), como vía y medio del comercio y del transporte (agua, viento). II

El «estar=ya=siempre=ahí» de la naturaleza del mundo circundante se muestra en esta falta de necesidad productiva. II

El mundo circundante, interrogado con respecto a la estructura de su presencia, está enteramente dominado por un nexo de referencias propio. II

Con todo, la ocupación sabe desenvolverse en su propio mundo circundante. II

En cuanto ocupación se ha entregado a este modo de conducción del mundo circundante. II

El significar es el modo en que comparece el mundo circundante. II

En la medida en que el «estarel-uno-con-el-otro» es cooriginario con el carácter fundamental del Dasein en cuanto «estar=en=el=mundo», el «ahí» más inmediato de los otros con los que uno está en el mundo debe comprenderse a partir de la modalidad de comparecencia del mundo circundante que hemos caracterizado anteriormente. II

La mesa que se encuentra allá en un determinado lugar remite a aquellos con los que uno comparte diariamente la mesa; la herramienta que comparece en el uso ha sido comprada en…, ha sido reparada por…; el libro ha sido regalado por…; el paraguas que está en el esquina fue olvidado por… Aquello de lo que uno se ocupa en el trato con el mundo circundante comparece como algo que se presenta con este o aquel aspecto ante los otros, como algo que les resulta útil, que despierta su interés y que puede distinguirse de otras cosas. II

El mundo circundante deja comparecer a los otros que nos resultan inmediatamente conocidos y familiares; en la ocupación circunmundante, los otros están ya siempre ahí como aquellos con los que uno tiene que habérselas en la ocupación. II

Y este encontrarse a sí mismo a partir del mundo circundante se produce sin necesidad de recurrir a una introspección dirigida al yo o a una percepción reflexiva de vivencias y actos «internos». II

Los «otros» ya están ahí en el horizonte de una determinada referencia al mundo circundante. II

Aquello que comparece simultáneamente en semejante mundo circundante (puente, bote), aquello que está ahí en el horizonte de su referencia no puede ser nombrado ahora como el «para-esto» y el «para-aquello» o como el de-qué está compuesto. II

El trato que nos mantiene ocupados discurre en el mundo circundante y los otros comparecen de entrada sólo en este ámbito de la ocupación. II

También la comparecencia «directa» de los otros se produce en el mundo circundante. II

El mundo circundante permite que el estar=en=él de los otros exista en el modo de ser primario de la ocupación, permite que los otros y su «estar-en» comparezcan en mi «estar=en= el=mundo». II

Este comparecer –que se produce inmediata y regularmente en el mundo circundante– es el tener=que=tratar=el=uno=con=el= otro, el estar=referido=el=uno=al=otro o bien el no=tener=nada= que=ver=el= uno=con=el=otro, el contar con los otros y el contar para los otros. II

Uno está en el mundo circundante más inmediato de la convivencia. II

La convivencia significa: comparecer en el mundo circundante del que nos ocupamos conjuntamente. II

Este escuchar=el=uno=al=otro significa: prestar obediencia a alguien; desde la perspectiva del ocuparse del mundo circundante, esto significa: ocuparse en común ]. II

El mundo circundante del que nos ocupamos en su significatividad como aquello sobre lo que se habla en la ocupación es lo que está explícitamente presente, y no tanto los hablantes o, incluso, el habla misma. II

Lo que una vez fue expresado de forma originaria empieza a circular en el mundo circundante; quien lo repite alcanza en el simple escuchar una comprensión más que suficiente para su vida cotidiana, sin necesidad de una previa y originaria confrontación ]. II

El «estar en medio de» se muestra como un estar familiarizado con el mundo, el cual comparece inadvertidamente como mundo=circundante, mundo=compartido y mundo=del=sí=mismo. II

En cuanto estar-consignado, el Dasein sigue estas referencias del mundo circundante, se deja llevar por ellas en la ejecución de sus tareas y de sus cálculos, etcétera. II

La variabilidad del mundo –en la que se fundan respectivamente la correspondiente disponibilidad y el correspondiente desaprovechamiento (del verbo ent-gehen ]) de las cosas y de los acontecimientos del mundo circundante– se hace accesible por medio del cálculo. II

El discurrir todavía se halla enteramente al servicio de la ocupación que abre y mantiene en custodia el mundo circundante. II

Con el mundo circundante nombrado, el «estar-en» logra expresarse y, de esta manera, llega a disponer de una comprensión. II

Con ello el mundo circundante de la ocupación se apropia sus referencias (estado de abierto). II

El carácter ontológico de la ocupación es la absorción en el mundo ocupado circundante. II

Uno puede sentirse desazonado en la oscuridad (es decir, en la ausencia de claridad como elemento que posibilita la visión) o bien en el estar-solo, incluso precisamente en el interior del mundo circundante que le es familiar. II

Esto significa que el Dasein puede ser impropio, que puede dejarse determinar por el mundo y que puede elegir nuevamente diferentes modos de ocupación en el marco de un mundo circundante. II

Frente al ente del mundo circundante y del mundo compartido (es decir, frente al ente del que se tiene cuidado en su estar=presente y no=estar=presente), el ser del ente que es en el modo del ocuparse deberá fijarse en términos de cuidado. II

Aquello que el estar-en considera unitariamente como mundo=circundante, mundo=compartido y mundo=propio queda olvidado en la absorción ocupada del «cómo». III

Y procurar significa: custodiar algo que está disponible en el mundo circundante. III

La ocupación así interpretada es en cada caso un usar y un utilizar aquello que está disponible en el mundo circundante, es decir, aquello con lo que «uno» ya se ha provisto, aquello que ya está a la mano sin necesidad de suministración. III

El mundo circundante está presente no como una cosa-objeto ahí delante, sino en el carácter de la significatividad. III

Lo que comparece en la ocupación gana en variedad, el mundo circundante gana en riqueza y el trato con este último resulta más complicado. III

A pesar de que la estatura y el tamaño del pie de cada uno sean diferentes, la relación entre ambos permanece la misma dentro de ciertos límites de precisión . III

La palabra «presente» encierra en su significado una peculiar indiferencia; por una parte, significa presencia en el mundo circundante (la presencia) y, por otra parte, el «ahora» (el presente). III

La cotidianidad expresa el ser-temporal en el cual el más inmediato mundo circundante de la ocupación y el estar-en en él caen en la monotonía de costumbre. III

Estos «como algo», a partir de los cuales se interpreta el mundo circundante y la ocupación absorbida en él, regularmente no son descubiertos por primera vez por el respectivo Dasein. IV

Así, pues, el sentido del ser se ha obtenido del ente entendido como mundo circundante de la ocupación más inmediata. IV